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Mosaico

Así, sin mucho profundizar:


- I -

El otro día soné que me encontraba en una especie de cementerio bastante finoles, y nos encontrábamos a punto de enterrar a un personaje que no tenía ninguna relación conmigo o alguna otra persona; la liga con este evento la encontré segundos después cuando vimos que se encontraban desenterrando el féretro de la madre de mi madre, mi abuela pues, en el entendido de que ahí mismo iban a sembrar a dicho sujeto. Observábamos como deshacían el ataúd ya carcomido por el tiempo, juntaban los huesos que aún quedaban en una bolsa y los ponían junto al próximo a enterrar, trámite que por cierto, no pensaban hacer, toda vez que según decía el enterrador (personaje que por cierto vestía un overol azul) la iglesia los quemaba y con la cenizas, elaboraban las cruces en las frentes los días de semana santa. Se acabó el sueño con un grito de mi gordita reclamando su leche de las 2:30 de la mañana.

- II -

El viernes antepasado tuve la oportunidad de ver un cortometraje realizado por nuestro buen amigo Ernesto, viejo compa de las épocas preparatorianas que hoy en día tiene a bien, dedicar su tiempo a alcanzar un lugar dentro de la industria fílmica nacional. Su corto, relacionado con el tema del fútbol, nos refiere a una pequeña población en donde pareciera que no ocurre absolutamente nada; sola, con calles medianamente transitadas, la vida ocurre por eso, por ser vida, da la impresión por momentos de estar tan extraña y alejada de todo el mundo que lo rodea y que solo en ocasiones como en esta, a mi buen amigo se le ocurre retratar un pequeño drama de dominación alrededor de la pasión por el fútbol. Los personajes, pequeños ególatras en potencia, batallan por el reconocimiento mutuo de sus existencias, unos por la fuerza, otros por la astucia. La guerra entre estos bandos se desarrolla sobre una mesa de futbolito, con un premio único que si bien es representado físicamente por una botella de refresco, en un momento significó la más bella aspiración a obtener un lugar dentro de las relaciones de poder que se dan en ese microcosmos social. El bien siempre triunfará frente al mal, el bueno siempre derrotará al malo, eso no cambia y sinceramente se agradece, nunca sobrará el que se exponga un suceso de triunfo ante la adversidad, la vida no tiene que ser siempre ensayo-error, ensayo-error... en ocasiones también tendrá que ser ensayo-éxito. El chiste es intentarlo, aventarse a hacerlo, todos de alguna manera siempre buscaremos la jugada magistral, el perrito bomba que nos salve y nos posicione en la cima donde siempre queremos estar.
A todo esto, fue muy buen evento, cerveza bien fría y chicharrones de cerdo siempre hacen de cualquier evento una delicia.

- III-

Pues después de casi dos años, mi ipod Mini de primera generación llegó a su fin, el cancer que siempre fué la longevidad de la batería por fín se esparció por todos sus circuitos. Palabras más, palabras menos: su batería tardaba 4 horas para cargarse y solo me rendía a lo mucho 20 minutos entrecortados, tal cual como si fuera un moribundo dándome sus últimos alientos cada que lo prendía y le exigía que tocara música para mí... dado que ya era muy injusto para los dos, lo mandé a una caja de zapatos donde atesoro varias cosillas, no lo quise ver por ahí rondando en mi hogar, recordándome todos esos momentos que pasamos juntos, todos esos largos trayectos de ida y vuelta casa, en donde mediante los playlists que diseñaba, alegraban mis recorridos diarios hacia mi trabajo y de regreso. En fín, ya tendré uno nuevo y mejorado, heredero de las glorias de mi antiguo artefacto y otra vez, los recorridos por muy largos y tediosos que sean, siempre vendrán aderezados con el polifacético sabor que proporciona la música.


- IV -

Pasó casi un mes y medio desde que adquirí la ultima novela que narra las aventuras de Harry Potter y finalmente llegué a las últimas páginas. Fueron más de 750 páginas de hermoso color paja, con ese olor característico del papel recién salido de la imprenta, que en esta caso, sería alguna ubicada en Londres de donde tuvieron a bien mandar dicho ejemplar. Mi ingles mejoró bastante con esta lectura, así como también mi habilidad para cargar un libro de medio kilo en la mano, agarrarme del tubo superior del vagón del metro y colgarme el paraguas en el antebrazo. Este extraño arte que muchos tenemos a bien realizar en las mañanas, es de los más gratificante, como que le agarra uno un sabor muy especial a la lectura cuando la practica bajo dichas condiciones, mismas que sinceramente pues tampoco son muy recomendables, digo, quien no quisiera estar sentadito en un sillón con un cafecito a un lado, chutándose cualquier lectura, pero bueno, no siempre se puede.



- V -

Si Gustavo, tienes mucha razón, poder decir adiós es crecer.


Así pues, a manera de mosaico, les paso al costo alguna que otra cosilla interesante.

Ahí nos vidrios.


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Chavo de onda


Navegando por los hi'5, blogs y/o "myspaceses" de algunos de mis amigos, observando las pequeñas cintillas que el messenger despliega cuando escuchamos en nuestras computadoras algo, dándole una revisada rápida a las colecciones de discos que muchos de ellos tienen en sus casas, revisando los compilados ya sea -como dicen los piratas que venden discos en el metro- en "formato mp3 ó normal", etc., etc., me puedo dar cuenta de los diversos gustos que podemos llegar a tener a la hora de elegir nuestra música.

Algunos como su servidor, -como menciona el warpig en su podcast 45-, de plano no nada más la escogemos sino que la hacemos de nuestra propiedad; llegamos al grado de referirnos de "tú" en relación al cierto artista ó músico y lo peor del asunto es cuando ya alcanzamos el punto de ponernos a analizar con lujo de detalle cada melodía, empezando por la simple forma en que la letra fue escrita hasta como es que suenan todos y cada uno de los instrumentos dentro de la canción. Osease, en algún punto de nuestro desarrollo en cuanto a la apreciación que hacemos de la música nos volvemos medio mamones, como que nos enfermamos de cierto poder y hasta nos sale natural ya la "criticada" cuando escuchamos algo, es como un reflejo adquirido con el paso de los años, eso de empezar a sentirnos inteligentitos para escuchar música; empezamos a diseccionarla, a jugar el papel de pinche critiquito cagante de revisitita musical, sin tener si quiera, como en mi caso, la más mínima instrucción musical para poder medianamente legitimar mi opinión sobre lo que estoy escuchando.

Ahora, tampoco me tengo que menospreciar tanto. Tuve una guitarra cuando tenía 13 años, me pasé chingue y chingue a mi papa para que me la comprara, según yo para aprender a tocarla, cosa que tampoco pasó, aunque si recuerdo la estructura básica del chun-ta-ta y dos que tres círculos. Muchos años sobrevivió la guitarra, la cual en alguna época se transformó en alcancía, entre otros usos. Hace un año mi hermano se la regaló al basurero. Bueno ya me desvié del tema.

Si bien, creo que nadie en realidad tiene planeado dedicarle una parte del tiempo de sus vidas a ver como mejora en esos aspectos, el aprendizaje y abstracción acerca de la música y lo que en ese momento estas escuchando, es algo que tambien se presenta de forma natural; así como cuando leemos un libro o una revista, la concentración que conlleva a ese goce que producen dichas expresiones eventualmente lo inundan a uno de conocimiento y obvio, entre más música escuches, tu conocimiento sobre la misma tambien se ampliará. En el fondo, no creo que exista alguna otra forma de poder hacerse de una opinión propia sobre lo que esuchamos, a final del día, todo es percepción y esta, es delimitada por todas y cada una de las experiencias que vamos recabando en la vida. Tambien se vale pues, opinar sobre la música sin ser músico.

Total que dentro de todas las cosas que he oido en mi vida, existe una corriente que en definitiva me atrapó a mi como a muchos de mis contemporáneos. El Rock and roll, o su presente más inmediato, el Rock, poderosa madre dadora de vida y emoción, me toco con sus manos un día y su sensación no he podido quitarmela y para ser sinceros, tampco tengo mucha intencíon de hacerlo.

Todo esto lo comento porque recientemente me acordé de lo que podriamos considerar fueron mis inicios en el mundo apreciativo de ese estilo y sinceramente lo encontré algo interesante. Estoy seguro que todos debemos de tener una historia parecida, no propiamente asociada a un tipo de música, sino a muchas otras cosas que en su momento motivaron en sus corazones, el inicio de un estupendo viaje interminable por los senderos del mundo lúdico y maravilloso de la música, que en mi caso como ya señalo, pues fue el Rock.

Varios fenomenos definieron mi orientación hacia ese mundo. Recuerdo que al principio, por ahí de 1985, para los nueve años que ya tenía cumplidos, yo al igual que muchos de mis primos, nos sabiamos muchas canciones de diversas agrupaciones musicales que escuchaban nuestros padres. Sonoras como la Santanera, la Maracaibo, la Matancera (con varios de sus cantantes), La Dinamita, Lobo y Melón (que no era própiamente una Sonora pero igual se ajusta), fueron en gran parte nuestras canciones de cuna. La música de los Trios y sus boleros, eran otro rubro que teniamos dominado, el cual hasta la fecha creo que seguimos manejándo con fluidez el tema, sobre todo cuando solemos tomar alguna copita con nuestros padres en su casas, mismos que entre otras actividades, suelen monopolizar los equipos de audio para la sana reproducción de su música siempre que estamos con ellos. Y así como esos, varios otros exponentes estaban presentes en el entorno musical que en aquel entonces teniamos, al final del día, pues era lo que había y nos gustaba. Tambíen estaban los timbiriches, los parchis y todos esos grupillos para moquencos pero como que no nos prendian tanto la verdad, o por lo menos no en ese momento.

En ese mismo año varios artistas de "reconocida fama mundial" (bueno la verdad solo como la mitad eran buenos, digo, no me digan que LaToya Jackson era una figurón??), se juntaron para grabar un tema que tendría a bien mediante las ventas discográficas del sencillo, juntar dinero para poder llevar diversos viveres a la gente en Africa la cual pasaba por una de sus peores -y más promocionadas- hambrunas. "We are the world" era el tema chido de mi infancia, ese por el cual yo y varios miembros de mi parentela nos posicionabamos frente al televisor que, sino me equivoco, transmitía el video en el canal cinco por la tarde. Aqui mi recuerdo ya es vago, así que si alguien se acuerda corríjame por favor.

Era todo en acontecimiento la transmisión y la experiencia de poder imitar todas y cada una de las voces que se presentaban en esa canción; los 3 ó 4 primos que estabamos participando del evento, nos rolabamos los pedacitos de música para que cada quien pudiera imitar a los artistas, siendo el premio mayor, poder hacer la voz de Bruce Springsteen, esa donde se escuchaba el coro casí como si estuviera echandose unos pujidos propios de nuestras estancias breves pero importantes en el trono. Si, sin duda era "el momento" de nuestras vidas. Claro que en aquel entonces no sabiamos quienes eran todos esos güeyes que cantaban (bueno ya reconociamos bien a Michael Jackson y a Stevie Wonder, tambien de moda en ese tiempo), ni mucho menos que chingados querian decir con lo que cantaban toda vez que nuestro ingles era del 2 ó quizas del 3 % de lo que es hoy. Así que imaginen que "we are the world", era "güiardewold" al momento de cantarlo.

El gusano de la "música" (de esta otra música desde luego), empezaba a darse de topes por dentro de nuestras humanidades y si bien no podemos considerar que esa era la canción más rockera del mundo (es más, dudo que tenga la más minima distorsión de guitarras), ya el panorama era distinto; los acordes de los Rebeldes del Rock, Los Teen Tops, Los Locos del Ritmo, entre otros (los cuales tambien eran tocados con vehemencia en cada reunión familiar), empezaban a tener cierto sentido dentro del contexto que ahora se nos presentaba.

La canción paso de moda como todas, caducó como lo hacen en general los productos pop, pero la voz de Bruce Springsteen se quedó en mi mente durante mucho tiempo creando impulso hacia otros rumbos; recuerdo que su disco "born in the Usa" se promocionaban en la televisión mencionándolo como el del "jefe del rock", titulo añadido con meros intereses comerciales por la disquera nacional que distribuía el disco en nuestro país, toda ves que en su tierra, pues más bien solo era conocido como "the boss" o el jefe pues, no asociado al rock, aunque en teoría, pues de eso era el disco. Claro que yo no lo sabía ni muchos de los que escuchabamos sus rolas. Por lo tanto, el mercado en su interés de abstraerme, solo me hizo querer más de eso que con ansia me presentaba como "rock"; posteriormente, al escuchar otras cosas y regresar e estas, o lo que es lo mismo ya viendolo bien y despacio, pues tampoco estaba tan chido, digo, respetable desde luego, pero nada fuera de lo común. Vamos si fuera rockstar, y me preguntaran mis influencias, de plano no estaría en mi lista.

Asi las cosas pues, 1985 fue un año desicivo musicalmente hablando para mí, claro que ese año entre otras cosas, tembló en varias ciudades del país y específicamente en el D.F., se murió mucha gente, pero de esa ya mejor ni recordar.

Vino toda una etapa de exploración hacia todo el universo musical que ya se habia creado anterior a ese año y posterior a mi descubrimiento del mismo, la cual hasta la fecha afortunadamente pues no para (como dijera el Homero "aún no dejo de rockear"), me siguen emocionando las cosas nuevas, ya sea que se hayan editado ayer o hace 10 años, uno nunca acaba de escuchar todo y desde luego no es humanamente posible hacerlo. Se puede decir que en ese año, empecé mi camino hacía lo que sería considerado "un chavo de onda", el cual hoy en día, si bien pues ya no es tan chavo, les jura que le sigue pasando enormemente el rock and roll. Obvio, de esta historia se desprenden muchas otras como la de la guitarra, pero eso ya se los platicaré después.

Ahi nos vidrios¡¡¡


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Qué te cuento...




El pequeño periodo de vacaciones que cada 365 días desde hace tres años rigurosamente me daban en el trabajo, tenía un particular espacio dentro de mi saco de pequeñas tristezas y alegrías, ya que si bien por un lado, significaban unos cuantos días para alejarme de la tinta y las exposiciones a los flashasos producidos por la fotocopiadora de la cual me ocupaba en la empresa -actividad única por cierto- por el otro, representaba el clásico aseo general que mi madre me forzaba a realizar en la pequeña morada que rentábamos desde que mi padre muriera hace ya cinco años; pasó en uno de sus viajes, también en vacaciones.
Para mí, estas se fueron transformando cada año en una forma menos elaborada de seguir trabajando, llevándome así, el mismo desgaste aunque con menos recompensa.
Era una tristeza de la que no me quejaba.
De alguna manera procuraba que en este tiempo, tuviera que hacer todas las tareas posibles; sobre todo sentía la necesidad de continuar con mis pequeñas tradiciones, como la de tender la cama.
Yo siempre tendía mi cama; tenía miedo que mi madre encontrará aquel regalo de mi padre que guardaba bajo el colchón. Era una especie de ritual que practicaba todos los días: le quitaba todo de encima, la sacudía, tendía la sábana de cajón, luego la otra sábana, una cobija y al final la colcha.
Me acuerdo bien que una de las cosas que siempre me inquieto de esas sábanas, era la composición de la tela con la que fueron hechas; papá las había traído de una de sus clásicas travesías semanales al lado norte de la ciudad.
Nunca supe el porqué, hasta que tiempo después -antes de morir- me presento a unos niños que me dijo, eran mis hermanos; no supe que decir, especialmente cuando vi que tenían ropas más finas que las mías.
Las sábanas tenían un enorme grabado con los personajes clásicos de popeye alegremente conviviendo en una playa, imagen que sin duda, se repetía dos veces. Ojalá hubiera tenido unas vacaciones así.
En estas últimas, curiosamente también mi madre se fue; me dijeron que el corazón se le paró, así nada más. Ahora pienso que quizás, ya no hay nada que temer y que ahora ya puedo sacar aquello que escondía.
Las sábanas de popeye ahora cubren mi cabeza; las estoy viendo muy de cerca. Siento su peso, así como la oscuridad que crean. Para ser sincero, dejando de lado ese extraño color rojo que poco a poco están adquiriendo, si algo me preocupa es quien va a tender mi cama mañana, aunque creo que no debería, total, yo ya no oculto nada.


Lo que acaban de leer estimados amigos, fue un cuento que hice para participar en un concurso que organizó una revista que les regalan cada domingo cuando compran el periódico "El Universal" (corríjanme si me equivoqué en lo anterior por favor), de nombre "Dia Siete", ya hace algunos ayeres de eso. Recuerdo que yo me encontraba bastante entusiasmado con el pequeño logro "literario" que recientemente había conseguido en otro concurso que había organizado el diario oficial del panbolero de este país, el "ESTO" -ese de color sepia-, el cual consistía en mandarle unos palabras de aliento a la selección mexicana que en aquellos días estaba muy cercana a participar en el mundial de futbol Korea-Japón 2002; en dicho concurso salí voctorioso y mis palabras fueron publicadas en las páginas de ese diario... ja ja ja la verdad estaba muy panbolienamorado del equipo, y bueno, total que aparte de la publicación, me regalaron una playera oficial de la selección, que en esas épocas de despempleo en las que me encontraba me cayó de puros peluches, no solo por el hecho de tener una garrita nueva que estrenar sino tambien como una especie de balsamo para curar ese mal propio de aquel que en plena etapa de ser explotado laboralmente, nomas no le ocurría.

Bueno total que con ese impulso, me atreví a hacer ese cuento y mandarlo a ver si era chicle y pegaba, lo cual pues no pasó. Lo guardé por ahí, solo a algunas personas se los enseñé posteriormente y debido a que esta semana me encontraba de vacaciones, se me hizo buena idea reciclar el cuento, digo, a final de cuentas pues es producción propia y dado que los sentimientos y emociones de aquellos dias a los presentes, ya son diferentes, pues no creo que haya mucho purrum.

Sales, pues se los dejo y ojala les guste. Ahi nos vidrios¡¡¡


Nota. Aqui les dejo una de esas cancioncitas para gozar la vida a través de la música, esta se llama "Escalera" y es del grupo "Monocordio", uno de los proyectos alternos de Fernando Rivera Calderón, tambien del Palomazo informativo. Ya saben, denle clic al link, esperen por la parte donde dice "download file" otro clic, y los 6 megas de canción serán suyos.